martes, 5 de junio de 2007

Dos bastones (20-11-2003)



En medio de la plena efervescencia de una gran ciudad como Valencia se me ha quedado hoy, en la retina, la imagen de una pareja de ancianos, avanzando por la calle a duras penas, apoyados el uno en el otro y cada cual con su bastón. ¡Cuánta vida habrán visto pasar juntos ! ¡Cuánto podríamos aprender de ellos, y, qué poco cuentan ya para nosotros!

Apartamos a los niños en las guarderías y a los viejos en las residencias, o en la soledad de sus pisos esperando a la muerte, y nos dedicamos a producir, a comprar y a consumir. Sólo queda tiempo para eso, porque la actividad económica desplaza todo lo demás.

Si fuera una persona importante y con influencias diría que he tenido un sueño:
Una sociedad de personas, para las personas, en donde la actividad económica esté supeditada a la vida familiar y al desarrollo integral de las mismas, y no al contrario.

¿Sueño, utopía? Desde luego, pero creo que no debemos renunciar a ellos, son lo único capaz de hacer avanzar, de verdad, a las sociedades humanas.

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